Mentira y sortilegio. Elsa Morante


A Elsa Morante le debemos, entre otras cosas, que Elena Ferrante nos regalara su literatura. Que una de las primeras lectoras que tuvo esta novela haya sido Natalia Ginzburg no hace más que agregar un plus. Son 1024 páginas y 1380 gramos de belleza hecha de papel y palabras.

Una novela que me lleva a la mejor tradición de la literatura escrita por mujeres en el siglo XIX: por su estructura (los títulos de cada capítulo), su temática (el amor y el desamor, la maternidad, la fantasía, las escasas posibilidades de ascenso social, el matrimonio, la sujeción, el patriarcado), sus personajes y personalidades (con su egoísmo, locura, sumisión, extravagancia, humillación), sus ambientes (la pobreza infinita y la riqueza heredadas, las casas miserables y los palacios; Italia) .

Si con La historia Morante me había conquistado, con Mentira y sortilegio puedo decir que soy su devota lectora.








Elsa Morante. Mentira y sortilegio. Lumen, 2017 (1948)

Resumen de la editorial:
Imaginemos un apartamento grande, lleno de baratijas y vacío de vida. De repente, asoma el rostro de una mujer: es Elisa, una joven huérfana, que vive rodeada de novelas de aventura y sagas trufadas de héroes y doncellas. Decidida a poner por escrito la historia de su familia, Elisa convierte a su madre Anna, a su padre Francesco, al primo Edoardo y a una generosa prostituta de nombre Rosalía en personajes de leyenda. Así, unos seres en realidad anodinos, patéticos incluso, se transforman en hombres y mujeres dignos de mil locuras, y lo que podría ser una comedia costumbrista es una grandiosa tragedia. Además, Elisa ya nos advierte en las primeras páginas de la novela: «Aunque ustedes, queridos lectores, encontrarán en estas líneas a más de un personaje contagiado por el morbo de la imaginación, sepan que ya han conocido al enfermo más grave, pues aquí me tienen: soy yo, Elisa».
Hija del desprecio, esa mujer de largas trenzas y rostro pálido ha heredado de sus padres un enigma, y a ese enigma se añaden el miedo y la mentira, que fabrican amores apasionados, hijos ilegítimos y matrimonios infelices. Para comprender tanta locura, la joven fantasea y recuerda; luego escribe y lleva al lector a una pequeña ciudad del sur de Italia a principios del siglo XX, un lugar y una época en que la libertad de las mujeres estaba en manos de padres, maridos y amantes.


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