Los días del abandono. Elena Ferrante


¡Qué habilidad tan magnífica la de Elena Ferrante para hacerme sentir el caos en que se convierte la vida de Olga! No hablo sólo de sus pensamientos y sentimientos, sino de lo físico, de lo palpable. La furia, la desesperación son tan reales, tan vivibles, tan tangibles.

El abandono del marido, es central, sí, pero es el desencadenante para la revisión de una vida pasada (¿quién estuvo a mi lado? ¿me he convertido en él?) y la mirada hacia la vida presente y futura. Una mujer de 38 años "obligada" a insertarse nuevamente en el "mercado de la carne" sin tener realmente ganas. El patetismo de algunas situaciones.

Como dice Edgardo Dobry en el prólogo de estas Crónicas del desamor,
Lo escandaloso hoy ya no son las infidelidades, las aventuras, las fantasías. Lo inquietante es la revelación de que la felicidad es un estado que puede interrumpirse, que no hay buenos sentimientos sin cara oscura
En unos pocos días, tres lecturas sobre un mismo tema (Y eso fue lo que pasó y La mujer rota), con increíbles mujeres. Sólo Elena Ferrante está viva. Déjenla en paz para que pueda seguir maravillándome.















Elena Ferrante. Los días del abandono (En: Crónicas del desamor). Lumen, 2015

Resumen de la editorial:
En Crónicas del desamor se reúnen las tres novelas que han convertido a Elena Ferrante en una de las voces de más prestigio de la literatura italiana contemporánea.
El amor molesto, la primera de las piezas, narra la relación de Delia con su madre Amelia. Mi madre se ahogó la noche del 23 de mayo, el día de mi cumpleaños… escribe la narradora en la primera página, y de ahí en adelante todo será descubrir quién era realmente Amelia.
La segunda pieza, titulada Los días del abandono, cuenta la historia de una mujer joven, madre de dos hijos, que de repente es abandonada por su hombre y tiene que enfrentarse a un nuevo modo de vivir. Sola en Turín, la mujer cae en una espiral de dolor que la paraliza, y Ferrante consigue que sintamos esa angustia de una manera casi corpórea: sus gestos, sus palabras, todo su cuerpo es la pura expresión de un mal oscuro que va más allá de la traición, como si la tragedia griega se hubiera encarnado en el ánimo de una mujer de hoy. 
Cierra la trilogía La hija oscura, donde encontramos a Leda, una mujer que se cree sola y libre en un pueblecito de playa, pero el encuentro con una familia muy peculiar la obligará a revisar las relaciones que ha mantenido con sus hijas y descubrir cuáles son los lazos que las unen.
 Una y otra vez, una trama en apariencia banal se convierte en un arma en manos de Ferrante. Su modo de contar hace daño y alivia a la vez, y eso quizá porque ahí estamos todos, aunque duela reconocerlo.


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